Acerca de este blog

Este blog aborda los descubrimientos de planetas desde una perspectiva amena y sencilla, pero siempre precisa y contrastada, para una lectura agradable.

19 octubre, 2009

Descubren 32 nuevos planetas fuera del sistema solar

Tras este hallazgo, llevado a cabo por el Observatorio Europeo Austral, el número de exoplanetas se eleva a 400


Oporto. (dpa) - Casi de golpe, científicos descubrieron 32 nuevos planetas fuera del sistema solar, con lo que el número de planetas extrasolares, los llamados exoplanetas, subió a 400, informaron los investigadores del Observatorio Europeo Austral (ESO) en una conferencia en la ciudad portuguesa de Oporto. Los 32 planetas descubiertos pertenecen a unos 30 sistemas planetarios distintos.
Los descubrimientos fueron posibles gracias a un instrumento de búsqueda llamado HARPS (High Accuracy Radial Velocity Planet Searcher). Según se afirmó, la utilidad de HARPS como "cazador de planetas" líder se refuerza con estos nuevos descubrimientos. En los últimos cinco años el espectógrafo, ubicado en 2003 sobre un telescopio del ESO en La Silla, en Chile, rastreó más de 75 exoplanetas.Gracias a su precisión, HARPS contribuyó sobre todo a que aumentara el número de planetas descubiertos de un tamaño relativamente pequeño. En total se conocen hoy en día 28 planetas con una masa de menos de 20 veces la tierra. Veinticuatro de estas llamadas "supertierras" o "planetas similares a Neptuno" fueron detectadas por HARPS. Entre los hallazgos presentados hoy se encuentran según ESO unas diez "supertierras"."HARPS es un instrumento único, extremadamente preciso, que es ideal para el descubrimiento de planetas extraterrestres", dijo Stephane Udry del observatorio en Ginebra. Ahora se acaba de cerrar el primer programa de cinco años. Udry señaló que los resultados "superaron ampliamente" las expectativas.

Fuente: http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20091019/53807305807/descubren-32-nuevos-planetas-fuera-del-sistema-solar.html

19/10/09

06 octubre, 2009

La Astrobiología

El término vida extraterrestre se refiere a las hipotéticas formas de vida que pueden haberse originado, existido o todavía existir en otros lugares del universo, fuera del planeta Tierra. Actualmente no existe evidencia alguna que pruebe o desmienta su existencia.

Debido a tal falta de pruebas a favor o en contra, cualquier enfoque científico del tema toma siempre la forma de conjeturas y estimaciones. Aunque cabe notar que el tema posee también una gran cantidad de teorías informales y paracientíficas, que exceden con facilidad los criterios de cualquier epistemología científica, por ejemplo, haciendo afirmaciones infalsificables siguiendo el criterio de Popper, y son por tanto consideradas pseudociencias.

La idea de la existencia de seres inteligentes originarios de otros mundos fuera de la Tierra es casi tres veces milenaria. Existen nociones de tal concepto en la religión y mitología del Antiguo Egipto, Babilonia y Sumeria. Aunque en tales culturas, sería difícil obtener una separación clara entre la idea de extraterrestre y la noción religiosa de dioses, espíritus o demonios habitando "otro mundo". Los primeros pensadores de la Cultura Occidental en argumentar sobre la existencia de otros mundos equivalentes al nuestro en naturaleza, y sistematizar la idea de un universo lleno de otros mundos habitados, fueron los griegos Tales de Mileto y Anaximandro en el 7o y 6o siglo adC. Los atomistas incluyendo a Demócrito retomaron dicha idea, ya que la consideraban un resultado inevitable de sus ideas, pues argüían que un universo infinito (como afirmaban era el mundo) debería contener forzozamente infinitos otros mundos como el que conocemos. Sin embargo y por regla general, tales ideas eran refutadas por la cosmología aceptada como válida en dicha época: el geocentrismo ptolemaico, que privilegiaba a la Tierra sobre todos los astros. El mismo Aristóteles (fuente del geocentrismo ptolemaico) negaba la teoría de la pluralidad de los mundos.

La noción extraterrestre está también presente en el judaísmo, pues el Talmud afirma que existen al menos otros 18000 mundos, pero sin elaborar sobre su naturaleza y sin definir si son físicos o espirituales. Basándose en esto, textos eruditos como el "Sefer HaB'rit" establecen la posibilidad de mundos materiales habitados, pero no por humanos sino por seres carentes de libre albedrío.

En el Islam, hay un pasaje del Corán que alaba a Allah y lo proclama "Señor de todos los mundos", implicando la posibilidad de múltiples mundos habitados.

Cuando la Cristiandad se extendió en Europa, el sistema geocéntrico de Ptolomeo se convirtió en la cosmología aceptada en todos los reinos cristianos. Aunque la iglesia rara vez se pronunciaba sobre el tema, la noción de otros mundos habitados era por lo general considerada como aberrante o herética, pues entraba en contradicción con la cosmología comúnmente aceptada. Salvo algunas excepciones, el tema fue escasamente discutido durante la Edad Media.

Dicha situación cambió con la invención del telescopio y el advenimiento del modelo heliocéntrico de Nicolás Copérnico. Aunque las ideas sobre extraterrestres siguieron siendo consideradas heréticas incluso tiempo después de dichos eventos. El más conocido de los pensadores en defender de nuevo las tesis de pluralismo cósmico, es precisamente Giordano Bruno, quién en el siglo XVI afirmó que el universo era infinito y que las estrellas eran análogas al Sol, y que eran el centro de otros sistemas solares, que imaginaba también habitados. Afirmar dichas ideas le llevó a la muerte en la hoguera.

Enfoques científicos sobre la vida extraterrestre

Debido a que es un fenómeno que permanece fuera de los alcances de la ciencia (al no disponerse de ejemplos o refutaciones), no existe una disciplina "formal" que estudie la vida extraterrestre per se, ni ninguna currícula académica que forme expertos en ello. Aquellos que se han aproximado al tema de manera científica, son por lo general expertos en áreas diversas, que por interés meramente personal han elaborado hipótesis sobre las posibilidades de vida en otros mundos, y han compartido sus puntos de vista a través algún medio. Pese a ello, una cantidad impresionante de trabajos y publicaciones serias sobre el tema han aparecido, de modo que puede hablarse de una cuasi-ciencia dedicada a estudiar un fenómeno carente de evidencia alguna, así como de refutaciones. La proto-ciencia que estudia la vida extraterrestre se llama exobiología o astrobiología.

La Astrobiología, Exobiología o Xenobiología es la ciencia y filosofía que estudia la vida desde un punto de vista cosmológico, es decir, atendiendo no sólo a los ejemplares de la Tierra, si no a los que pudiesen existir fuera de ésta.

El campo de estudio de la astrobiología es amplio y dinámico, se dedica principalmente a investigar el origen de la vida, su distribución y su evolución presente y futura. Si bien su estudio es universal, a la fecha no se cuenta con muestras confirmadas de alguna forma de vida generadas en fuera de la Tierra.

La disciplina de la astrobiología empieza a dejar de competerle únicamente a la ciencia ficción. Diferentes instituciones científicas y educativas en todo el mundo se dedican seriamente a la búsqueda de otros mundos (por ejemplo: California & Carnegie Planet Search o The Geneva Extrasolar Planet Search Programmes). Para julio de 2007 existían más de 230 (su número aumenta mes con mes) exoplanetas descubiertos, sin embargo, ninguno de ellos es como la Tierra. Instituciones como el Centro de AstroBiología (CAB) y el Instituto de Astrobiología de la NASA (NAI por sus siglas en inglés) empiezan a reforzar los pilares para detectar y entender la vida más allá de la Tierra.

La pregunta de si la vida existe o no en alguna parte del universo además de la Tierra, es una hipótesis verificable y, por lo tanto, es una línea viable para la investigación científica. La Astrobiología no pretende ser una disciplina científica pura, como lo es la Física o la Biología, sino que representa un esfuerzo por parte de investigadores de distintas disciplinas para intentar responder preguntas sobre la vida basándose en el conocimiento de distintos campos científicos. Es una disciplina científica que intenta abarcar las más perspectivas posibles.

Como sólo tenemos un ejemplo de vida (aquí en la Tierra), la mayor parte del trabajo se basa en simulaciones y predicciones de las leyes fundamentales de la física y bioquímica o el conocimiento actual de la Biología.

Un caso concreto de investigación astrobiológica actual es la búsqueda de vida en Marte. Existe una creciente cantidad de pruebas que sugieren que Marte tuvo antiguamente una importante cantidad de agua líquida en su superficie; el agua es considerada un precursor esencial al desarrollo de vida, pero esto todavía no ha podido ser probado.

Misiones específicamente diseñadas para la búsqueda de vida en otros planetas son, por ejemplo, las del programa Viking, o las sondas Beagle 2, ambas dirigidas a Marte. Los resultados del Viking fueron inconcluyentes, y la Beagle 2 falló en transmitir, por lo que se presume que se estrelló. Una misión futura, con un mayor rol de la Astrobiología, será el Jupiter Icy Moons Orbiter, u “orbitador de las lunas heladas jupiterinas”, designado para estudiar las lunas congeladas del planeta en algunas de las cuales, se presume, podría existir agua líquida.

Preguntas y argumentos

Hay muchas preguntas acerca de cómo debe ser la vida extraterrestre, incluyendo las siguientes:

* ¿Podrían no estar basadas en el carbono? Por ejemplo, estar basadas en el silicio.
* ¿Cuál es la probabilidad de que la vida evolucione? ¿Cómo difieren dependiendo del tipo de vida (unicelular, multicelular, inteligente, tecnológicamente avanzada)?.
* ¿Qué condiciones requiere la evolución de la vida?.

Los detractores de la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre indican que no es lógico hipotetizar sobre hechos no conocidos o probados; tales como formas de vida que no se basen en el carbono, ecosistemas avanzados que no sean ricos en oxígeno, ni planetas con biosfera significativamente similar de la propia Tierra en términos astronómicos (temperatura media, tipo de estrella de la cual dependen, etc.).

Principio de mediocridad

Debido a que el único ejemplo de vida en el universo que conocemos, es la vida en el planeta Tierra, los que se interesan en el tema siguiendo un enfoque racional, suelen seguir el principio científico de mediocridad, al afirmar que la vida en el planeta Tierra no es un caso especial, y por lo tanto la vida como la conocemos puede ser considerada un ejemplo típico de lo que la vida sería en todas partes. Esta presunción es relevante, pues determina fuertemente las acciones que emprenden los que buscan probar científicamente la existencia de la vida fuera de la Tierra. Dicho principio de mediocridad, pese a su estatuto de conjetura, permite incluso hacer algunas predicciones sobre los posibles atributos de la vida extraterrestre. En particular, se admite que existen atributos universales de la vida, por ejemplo, se acepta que la evolución darwiniana es universalmente válida, y que toda potencial criatura viviente debería sus características a un proceso de selección natural, tanto en la Tierra como en cualquier lugar del universo.

Existen otros atributos o características cuasi-universales en las especies que, al repetirse una y otra vez pero de diferentes formas en diferentes especies en la biosfera terrestre debido a la evolución convergente, se consideran como altamente probables en una hipotética biósfera alienígena. Cosas como la aparición de los sentidos, las extremidades adaptadas para diferentes medios, y muy probablemente la fotosíntesis cuando hablamos del reino Vegetal.

En este sentido, existe una gran multitud de formas para hipotetizar como sería la vida estaterrestre. Existen otros atributos más particulares que muchas veces se dan por sentados, pero que según los expertos no lo serían, ya que no responden a una necesidad evolutiva mejor que otros y no se dan en todas las especies presentes en un mismo hábitat; por lo cual estos pueden variar o no existir. Órganos como la mano humana, o la posición de ojos, nariz y boca similar a la humana. También hay otros atributos, entre ellos por ejemplo el caso del esqueleto, que aunque se considera como una necesidad para criaturas de cierta talla, este podría ser muy diferente a lo que conocemos; así por ejemplo la columna vertebral, sería una invención terrestre, ya que no se presenta en todos los organismos del planeta tierra.

Los detractores a esta hipótesis indican que para que exista evolución convergente, debe existir condiciones de medio ambiente muy similares entre otros factores, en que es muy difícil por probabilidad que ocurran; ya que no se conoce que existan planetas con biosfera significativamente similar de la propia Tierra en términos astronómicos (temperatura media, tipo de estrella de la cual dependen, etc.).

En contraposición al principio de mediocridad, existen los que afirman que la vida en la Tierra no es un caso mediocre, y que las condiciones necesarias para su aparición son tan únicas y particulares, que bien puede ser posible que existan muy pocas, o incluso solo un planeta con vida en el universo: la Tierra.

Los ponentes de esta hipótesis notan que la vida en la Tierra, y en particular la vida humana, parece depender de una larga, y extremadamente afortunada cadena de eventos y circunstancias, que bien podrían ser irrepetibles incluso en la escala cósmica. Por ejemplo, se menciona con regularidad que sin una Luna tan grande como la que tiene la Tierra, el planeta tendería a presentar una precesión mucho más importante, cambiando drásticamente de inclinación en su rotación, afectando de manera caótica el clima y muy posiblemente, imposibilitando la vida como la conocemos.

Se mencionan también otras aparentes casualidades afortunadas, como el hecho de que el Sol está en un lugar de la Vía Láctea que es relativamente libre de supernovas, en contraposición al centro galáctico. O que el Sol es del tamaño justo para dar energía suficiente, y durar lo suficiente, como para que la vida haya aparecido.

Otra positiva casualidad para la vida en la Tierra es la existencia de un planeta del tamaño de Júpiter, como apuntan los autores del libro Rare Earth, en una órbita estable, casi circular, y a la distancia suficiente de la Tierra para atrapar numerosos cometas y asteroides que, de otro modo, terminarían impactando con el planeta arruinando todo tipo de vida incipiente. Esas entre muchas otras casualidades que separadamente pueden parecer triviales, pero que juntas convierten a la Tierra en un lugar cósmicamente especial.

Sin embargo desde fines del siglo XX, producto de nuevos descubrimientos, tales como la existencia de moléculas orgánicas en el espacio, y el demostrado hecho que los planetas extrasolares son relativamente comunes, algunos entre los cuales (todavía por descubrir) podrían presentar condiciones factibles para la vida; han hecho esta hipótesis ya no sea compartida por buena parte de la comunidad científica.

11/12 2007

Los Mundos Alrededor de Estrellas Frías

30/07
2009


Se cree que la vida en la Tierra surgió de una sopa caliente de compuestos químicos. ¿Existe esta misma sopa en planetas en órbita a otras estrellas? Un nuevo estudio, realizado a partir de observaciones con el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, brinda indicios de que los planetas en la zona habitable alrededor de estrellas más frías que nuestro Sol pueden poseer mezclas diferentes de productos químicos, potencialmente formadoras de vida, o “prebióticas”.

Los astrónomos emplearon al Spitzer para buscar un producto químico prebiótico, llamado cianuro de hidrógeno, en el material de formación planetaria que gira alrededor de diferentes clases de estrellas. El cianuro de hidrógeno es un ingrediente para la formación de adenina, una de las cuatro piezas básicas de la molécula de ADN.

Las estrellas jóvenes nacen dentro de envolturas de polvo y gas, que adelgazan hasta convertirse en discos. El polvo y gas en los discos suministran la materia prima de la que se forman los planetas. Los científicos piensan que las moléculas que formaban el material primigenio de la vida sobre la Tierra podrían haberse formado en un disco de esa clase. Se cree que las moléculas prebióticas, como la adenina, pudieron haber aterrizado en nuestro, por entonces muy joven, planeta, transportadas por meteoritos que cayeron sobre la superficie terrestre.

“Es plausible que la vida sobre la Tierra comenzara de repente por un suministro abundante de moléculas llegadas desde el espacio”, estima Ilaria Pascucci, científica de la Universidad Johns Hopkins.

¿Pueden darse los mismos pasos generadores de vida alrededor de otras estrellas? Para responder a esta pregunta, los investigadores, dirigidos por Pascucci, examinaron los discos de formación planetaria alrededor de 44 estrellas similares al Sol y 17 estrellas más frías que éste, empleando el espectrógrafo infrarrojo del Spitzer. Las estrellas analizadas tienen todas de uno a tres millones de años aproximadamente, una edad en la que, según se cree, las estrellas con materia prima suficiente a su alrededor tienen planetas en proceso de formación. Los astrónomos buscaron específicamente las proporciones de cianuro de hidrógeno respecto a una molécula de referencia, acetileno.

Detectaron moléculas de cianuro de hidrógeno en el 30 por ciento de los discos que giran alrededor de estrellas amarillas como nuestro sol. Pero no encontraron ninguna alrededor de las estrellas más frías y pequeñas, como las estrellas enanas de la clase espectral M, de tonalidad rojiza, y muy abundantes en el universo, ni tampoco alrededor de las enanas marrones, que no son estrellas sino astros un poco por debajo del umbral de masa necesario para convertirse en estrellas.

Por tanto, todo apunta a que en los planetas alrededor de las estrellas frías, la química prebiótica se desarrolla de manera diferente a como lo hizo en la Tierra.

Vida en otro planeta

Hoy escuchaba en Punto Radio la entrevista que le hacían a un señor, que creo que era astrónomo y que era preguntado sobre las posibilidades de vida en otro planeta y demás preguntas recurrentes que se realizan cuando lo que está frente al entrevistador es, ni más ni menos, que una personalidad reconocida por sus propios compañeros.

Y escuchando esta entrevista y atendiendo a una respuesta en particular, me he sumido en un mar de teorías propias, y no tan propias, que me han echo pensar en esa posibilidad y las cosas que podrían ocurrir en caso de que se hiciera público tal descubrimiento...

Detectan luz de exoplaneta

Gracias a una técnica basada en la polarización de la luz logran detectar la luz reflejada por un exoplaneta por primera vez.

Foto
Impresión artística del planeta cerca de su “cuarto creciente” y de su estrella. Foto: S.V. Berdyugina.

La capacidad de saber más sobre los mundos remotos que orbitan alrededor de otras estrellas ha aumentando gracias una nueva técnica, basada en las propiedades de la luz polarizada, que permite por primera vez la detección de la luz reflejada por un planeta extrasolar.
Todavía, a pesar de las falsas alarmas, no hemos conseguido ver directamente un planeta extrasolar. Los planetas no emiten luz propia y sólo reflejan la luz procedente de su estrella. Bajo nuestro punto de vista están muy cerca de la estrella y son demasiado poco brillantes como para ser vistos con nuestras técnicas actuales. La situación es todavía peor para los planetas más interesantes de tipo terrestre en la zona habitable, pues éstos son más pequeños y orbitan demasiado cerca.
El equipo internacional de astrónomos liderados por Svetlana Berdyugina del Instituto de Astronomía de Zurich no ha conseguido ver uno planeta extrasolar, pero sí ha podido detectar la luz (correspondiente al espectro visible) que es difundida por la atmósfera de uno de estos planetas extrasolares. La técnica empleada es similar a cómo funcionan las gafas polarizadas. Éstas filtran, con la orientación adecuada, la luz solar reflejada por los objetos. La luz se queda parcialmente polarizada cuando es reflejada sobre un material no metálico. La luz difundida por la atmósfera también está polarizada. Este equipo de astrónomos ha usado un sistema similar en concepto al poder extraer la luz polarizada para así aumentar la débil señal de la luz reflejada por el planeta. Analizando esta luz pudieron además inferir el tamaño del planeta y de su atmósfera, cosa imposible con los métodos indirectos de tipo Doppler habituales. Además calcularon su trayectoria orbital.
El planeta es un gigante gaseoso de tipo Júpiter caliente que gira alrededor de la estrella HD189733, que está a 60 años luz de distancia de nosotros y situada en la constelación de Vulpécula bajo nuestro punto de vista.
Este planeta fue descubierto anteriormente gracias a la técnica indirecta de tipo Doppler. Se encuentra tan cerca de la estrella que su atmósfera está muy expandida por culpa del calor.
Hasta ahora no se había conseguido detectar luz reflejada por un exoplaneta, pero según las técnicas indirectas se asumía que el planeta en cuestión, debido a su masa y a su distancia a la estrella, era de tipo Júpiter caliente. Este planeta está tan cerca de su estrella que tarda sólo 2 días en completar una órbita, en lugar de los 12 años que tarda el Júpiter de nuestro sistema solar.
El telescopio empleado para el estudio es el KVA de 60 cm operado por control remoto, situado en la isla de la Palma (España) y que pertenece a la Real Academia de Ciencias Sueca.
Visto desde la Tierra el planeta presenta fases similares a las de nuestra luna, que aunque no las podamos ver pueden deducirse a través de su posición orbital. Los investigadores obtuvieron datos polarimétricos justo cuando la mitad del planeta estaba iluminada según se veía desde la Tierra (”cuarto creciente”) para así aumentar la señal, ya que en ese momento la luz reflejada alcanza el máximo de polarización.
Estos datos indican que la atmósfera, que difunde la luz, es un 30% más grande que la parte opaca del planeta y que probablemente consista en partículas más pequeñas de media micra, como puedan ser átomos, moléculas, granos de polvo muy finos o quizás vapor de agua. Estas partículas difunden la luz azul de la misma manera que nuestra atmósfera difunde esas frecuencias dándonos nuestro cielo azul.
Según los autores esta nueva técnica abre nuevos caminos para el estudio de las condiciones físicas de las atmosferas exoplanetarias y además podemos saber más sobre sus radios y masas, y por tanto de sus densidades, sobre todo si los planetas en cuestión no presentan tránsito, es decir que bajo nuestro punto de vista no pasan por encima del disco solar de su estrella.
Cada día nos acercamos un poco más a la meta de obtener la primera foto de un exoplaneta.

Fuentes y referencias:
Svetlana V. Berdyugina, Andrei V. Berdyugin, Dominique M. Fluri, Vilppu Piirola: First detection of polarized scattered light from an exoplanetary atmosphere, Astrophys. J. Lett., online publication 24. December 2007.

Extraído de http://neofronteras.com/?p=1060

Nota de prensa del ETH Zurich/Swiss Federal Institute of Technology.

Resumen del artículo en Astrophysical Journal Letters.

Estimación del tiempo de habitabilidad de la Tierra

La Tierra podrá ser habitable por otros 2 300 millones de años antes de que el Sol la recaliente al punto de hacer imposible cualquier forma de vida, según estudios científicos.

Un análisis del Instituto de Tecnología de California tiende a corregir las previsiones precedentes, que daban a la Tierra poco más de 1 000 millones de años de vida, como máximo.

El estudio californiano toma en consideración la presión atmosférica, casi siempre descuidada en los análisis pasados, como factor que puede determinar la variación de la temperatura terrestre: la alta presión comporta mayor absorción de las radiaciones infrarrojas por los gases del efecto invernadero y por consecuencia más calor.

La presión atmosférica, creen los científicos responsables del estudio, es siempre variable en áreas terrestres y puede descender en un futuro lejano.

“La Tierra podría ser considerada un planeta habitable por casi la mitad de la duración total de la vida del Sol, un punto importante para considerar la búsqueda de vida sobre planetas fuera del sistema solar”, explicaron los científicos del instituto californiano.

Fuentes:
Ansa