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Este blog aborda los descubrimientos de planetas desde una perspectiva amena y sencilla, pero siempre precisa y contrastada, para una lectura agradable.

04 julio, 2010

Otro “Júpiter caliente”: HD209458b

Hoy toca visitar otro mundo. Un mundo que podríamos considerar que está hecho “a lo grande”, además literalmente. Estamos hablando de HD209458b, más conocido por su nombre no oficial, Osiris. Se trata de un mundo gigante, con temperaturas suficientemente elevadas como para fOsirisundir metales como la plata, y con vientos huracanados (recientemente hallados) que superan con creces la velocidad del sonido.

Echemos un vistazo al planeta que se nos presenta en esta ocasión (representado a la derecha),  sus  características físicas. Este exoplaneta está ubicado en la constelación de Pegaso, a 154 años de nuestra casa. Como hemos dicho ya, se trata de un mundo gigante, concretamente, posee 220 la masa de nuestra tierra (0,7 Júpiters para mayor claridad). Como también hemos dicho, este lugar posee temperaturas increíblemente elevadas, concretamente, de unos 1000ºc. Este fenómeno es causado por la estrella madre de este mundo, HD209458b, una estrella de tipo solar (es decir, con un tamaño y masa similares a los que posee nuestro sol), que está a sólo 7 millones de km de distancia de Osiris (0,047 UA). Con esta proximidad, las temperaturas pueden elevarse hasta el punto que lo hacen, con otra consecuencia inesperada. Aquí, la enorme energía procedente de la estrella anfitriona mueve la atmósfera con una fuerza brutal. Hay tanta energía que el viento sopla con unas velocidades que oscilan entre 5.000 y 10.000 km/h (entre 5 y 10 veces más velocidad que en Neptuno, el planeta más ventoso del Sistema Solar). En el caso de Neptuno, tan distante a nuestro sol, el viento es tan elevado por la ausencia de energía procedente del sol, justo el contrario que lo que pasa en Osiris. En Neptuno, la poca energía que procede del sol, empieza a mover la atmósfera, y esta, una vez en marcha, ya no para nunca. No hay suficiente energía como para crear turbulencias que frenen el viento, por lo que este no hace más que acelerar, y acelerar, y acelerar… Hasta el punto al que ha llegado hoy.

Hay otros dos efectos provocados por la proximidad del planeta a su estrella. Después de saber que el viento y la temperatura son provocados por esa proximidad, ahora hay que hablar del ciclo día/noche y de la atmósfera de este mundo, ya que ambos quedan alterados.

Respecto al ciclo día/noche, hay que saber que el planeta siempre muestra la misma cara a su estrella. En el lado diurno jamás se hace de noche, y viceversa. Este efecto, es típico en satélites, pero no en planetas. La luna, por ejemplo, al igual que cualquier otro satélite de cualquier otro planeta, siempre nos muestra la misma cara. Este hecho es causado por la potente gravedad del planeta anfitrión, muy próximo astronómicamente hablando. Al haber tanta interacción, la tierra tira de la luna y hace que un día lunar, dure exactamente lo mismo que un año lunar, es decir, que la misma cara se mantiene fija en nosotros permanentemente. Este efecto se llama gradiente gravitatorio, y se muestra también en los planetas muy próximos a su estrella, a pocos millones de km de distancia, como Osiris.

Tras el sistema día/noche alterado, viene un último fenómeno, el más raro de todos. Tanta proximidad a su estrella, no es buena, y de hecho, se sabe que Osiris se evapora. Su atmósfera pierde millones de toneladas me materiales cada año por culpa de la alta temperatura. Esta atmósfera, compuesta por CO2, vapor de agua y metano, y en la cuál se han hallado moléculas orgánicas, pierde masa en todo momento. Es posible que este mundo, migrara desde el interior de su sistema hasta hallar una orbita estable. La migración es típica en planetas gigantes durante su formación, ya que los gigantes gaseosos no pueden formarse tan cerca de la estrella, lo hacen en las frías zonas exteriores de sus sistemas. Es posible que este mundo fuera aún mayor de lo que es hoy tras su formación, quién sabe.

Finalmente, hablemos un momento de la composición de la atmósfera de este coloso en llamas. Metano, CO2 y vapor de agua. Trazas de material orgánico flotando en el ardiente planeta. Osiris ha resultado ser muy esperanzador para los astrónomos, ya que este es el primer mundo en el que se halló en su atmósfera una composición similar a la que tenía la nuestra hace 3.000 o 4.000 millones de años. Se sabe que en la tierra, en una atmósfera similar a esta, se originaron las primeras moléculas orgánicas complejas, la vida. Osiris es demasiado caliente como para albergar vida, pero si en mundos tan hostiles como este podemos hallar esta combinación ideal de gases, es posible que en mundos más pequeños y con mejores condiciones también se puedan hallar.

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